miércoles, 13 de junio de 2012

EL CULTO A LOS MUERTOS

Los romanos no colocaban las tumbas en un lugar tranquilo y solitario, sino a orillas de las calzadas a la salida de las ciudades, donde los transeúntes podían contemplarlas y admirarlas. Era muy importante proporcionar al difunto una tumba o un sepulcro, donde su espíritu pudiera tener una morada.

  • Si el muerto era inhumado, sus objetos personales eran enterrados con él.
  • Si era incinerado, se quemaban también con él.
En los cementerios de las grandes ciudades, solía haber un horno crematorio que facilitaba las tareas de la incineración. Cuando las llamas se extinguían, las brasas eran apagadas con vino, y los huesos que quedaban se recogían, se untaban con ungüentos perfumados.
Lemures era como los romanos denominaban a los fantasmas de los muertos. Durante las noches de los días 9, 11 y 13 de mayo, salían de sus tumbas y vagaban por las casas hostigando con rencor a los familiares vivos.
A columbarium es un lugar para el almacenaje respetuoso y generalmente público de urnas que sostienen los restos incinerado de un difunto. (De la foto)
Los Manes eran las almas de los antepasados. Su nombre significa "los buenos". Los días dedicados a ellos se consideraban nefastos.                                                                                                                 
EL MUNDO DE LOS MUERTOS                                                                                                                   
Los romanos creían que las almas de los muertos descendían a los infiernos. Llamaban al mundo de   los muertos Averno o Hades, y estaba gobernado por Plutón y Prosérpina. Había una división entre    la zona donde los malvados sufrían castigos eternos (en Tártaro) y los Campos Elíseos, donde vivían    las almas bondadosas en felicidas. Además, podían olvidar su vida pasada si lo deseaban.                  
 
 

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